La inversión es medular en el crecimiento económico de largo plazo. Sin embargo, la inversión no puede incrementar indefinidamente; encuentra sus límites en la rentabilidad del capital, que depende del nivel de ingreso que produce la actividad económica por concepto de demanda de bienes y servicios.
Una vez la economía entra en un circulo virtuoso de i) tasa de ganancia, ii) inversión, iii) aumento del ingreso, iv) expansión de la demanda, v) mayor inversión, y así sucesivamente (ver Duque, 2022), la expansión del capital inmovilizado en infraestructura, plantas, maquinaria y equipos, se torna cada vez más sólido.
Con la solidificación del capital –es decir, el incremento del acervo de capital fijo en la economía –viene el aumento de la depreciación, toda vez que es una porción del stock de capital, y si éste último crece, así mismo lo hace la depreciación. En una economía en expansión, con ingreso creciente, esto no es problema, parte de ese ingreso se destina a contrarrestar la depreciación y a expandir el capital físico (inversión neta).
El problema viene cuando el ingreso deja de crecer o cae. Cuando se ha realizado ingentes inversiones e inmovilizado grandes cantidades de capital y la rentabilidad empieza a caer, entonces, no hay suficiente ingreso para combatir la depreciación y el capital físico empieza a deteriorarse en su conjunto.
Ese es el problema del exceso de inversión. Esto lo recrea el modelo de Solow (1956) mediante el concepto de estado estacionario.
Al menos en términos contables, la depreciación del capital físico depende de su naturaleza, ya sea si se está hablando de maquinaria, equipos, o de infraestructura (De long y Summers, 1991) o de capital intangible (Haskel y Westlake, 2018) –tales como software, desarrollo organizacional, activos de propiedad intelectual, entre otros.
Se conoce que la velocidad a la que se deprecia un activo como la maquinaria, es mayor a la tasa de deterioro de la infraestructura (De long y Summers, 1991). Igualmente, el capital intangible sufre una depreciación relativamente alta, aunque esto depende del tipo de activo intangible del que se hable (Haskel y Westlake, 2018).
Pero, además, el capital se deprecia dependiendo de la actividad económica en el que se encuentre inmovilizado; por ejemplo, la depreciación del equipo de transporte en actividades relacionadas con el comercio, la hotelería y los restaurantes, es más alta que en actividades agrícolas.
Cuadro 1. Tasas de depreciación por actividad económica

En Colombia, en su mayor parte el stock de capital se ha acumulado en el sector financiero, actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler, muy por encima de sectores productivos y con posibilidad de exportación como lo son la manufactura y la agricultura. Esto debido al peso que tienen estos dos sectores en el total de la economía, el cual ha presentado una tendencia decreciente, siendo la manufactura y la agricultura una parte cada vez más pequeña del total de la economía.
Figura 1. Acervo de capital neto por actividad económica

Evidentemente el problema de la economía colombiana no es el exceso de inversión –Latam adolece de baja inversión como porcentaje del PIB –sino todo lo contrario, la falta de conducir las utilidades hacia el aparato productivo, lo que hace que Colombia este muy alejada de China y demás economías asiáticas en materia de inversión; estos países han ostentado tasas de inversión por encima del 30% del PIB a lo largo de décadas.
Referencias
De Long, B., Summers, L.H., 1991. Equipment investment and economic growth. Quarterly Journal of Economics 106 (2), 445–502.
Duque, Carlos Alberto. 2022. Economic Growth and the Rate of Profit in Colombia 1967–2019: A VAR Time-Series Analysis.
Haskel Jonathan, y Westlake, Stian. 2018. Capitalism without capital: the rise of the intangible economy. Princeton & Oxford p.269
Solow, Robert M. The Quarterly Journal of Economics, Vol. 70, No. 1. (Feb., 1956), pp. 65-94.