La pandemia y la inestabilidad económica internacional se han manifestado en el incremento de los pasivos del gobierno nacional, un hecho que ha despertado inquietudes sobre la insostenibilidad del endeudamiento de Colombia.
En este artículo se argumenta que la agenda del próximo presidente de la república de Colombia, Gustavo Petro, no debería estar enfocada en mantener superávits presupuestarios, sino en abordar una sólida política industrial.
En este post se resumen dos artículos que tratan el mismo tema de forma más extensa (ver aquí y aquí).
El déficit fiscal y la deuda
Para desarrollar el argumento, se tomarán algunas declaraciones realizadas por quien fuera candidato presidencial y rival de Petro, Rodolfo Hernández, quien proponía el ahorro público como la solución a los problemas económicos del país.
De acuerdo con Rodolfo Hernández, la economía de Colombia se ha expandido en las últimas décadas, pero la pobreza ha incrementado debido al despilfarro, la burocracia y la corrupción de los políticos. En otras palabras, Hernández piensa que el principal problema del país yace en el mal manejo de los recursos públicos por parte de los políticos, y la solución es el recorte del gasto público excesivo.
En consecuencia, Hernández aseguró que él actuaría bajo “la lógica del ahorro para generar flujo de caja y ser capaz de apoyar la generación de empleo…” (ver aquí).
Por otro lado, el presidente Gustavo Petro ha argumentado que para tener estabilidad macroeconómica y de la inversión, es necesario la reducción del déficit fiscal (veraquí).
El presupuesto del gobierno central ha estado desequilibrado al menos desde los años 80s, sin embargo, cuando la pandemia estalló, el gasto publico incrementó para hacerle frente al reto social que trajo consigo el confinamiento. Dependiendo de la fuente que se consulte, en 2020 el déficit fiscal alcanzó el 7.80% o el 6.98% del PIB (ver aquí y ver aquí).
Como resultado de años de déficits públicos, la deuda se acumuló como porcentaje del PIB, y se disparó.
Gáfica 1. Deuda pública interna y externa como porcentaje del PIB

La deuda extranjera ha crecido más rápido que la deuda doméstica, siendo el sector público el más endeudado.
Figure 2. Deuda extranjera pública y privada como porcentaje del PIB

Para tener una idea de lo que implican estos números, según algunos economistas colombianos, antes de la pandemia, un déficit en el presupuesto público de 5% y una deuda sobre el 50% del PIB era un asunto del cual preocuparse.
La deuda extranjera ha incrementado como nunca antes desde 1995. Colombia debe ponerle atención, toda vez que se paga en dólares, una divisa que no puede ser emitida por el Banco de la República, y que se cancela con exportaciones (producción real).
¿Es el déficit fiscal el problema o la falta de inversión y crecimiento?
El principal problema macroeconómico de Colombia yace en la falta de capital y la baja tasa de inversión. Un presupuesto equilibrado no va a resolverlo.
Colombia es una economía en desarrollo y por tanto, no es una sorpresa que su gobierno pida prestado recursos financieros para realizar gasto público social para cumplir con sus responsabilidades. El gobierno no es capaz de recaudar suficientes fondos estableciendo impuestos a un sector productivo relativamente pequeño, por eso recurre a la deuda.
Además, dadas las limitaciones del aparato económico de Colombia, tampoco es raro que requiera de capital extranjero para invertir y crecer.
Hay que entender que Colombia importa más de lo que exporta, y dicho déficit comercial significa que la economía está usando moneda extranjera que no proviene de las exportaciones, sino de la deuda externa.
Por otra parte, si se observan los datos de la economía mundial, parece que el déficit público es el estado natural de las economías capitalistas. La mayoría de los países presentan números negativos en sus balances presupuestarios (ver aquí). De hecho, hay algunas economías a las que les ha ido muy bien a pesar de sus desequilibrios financieros; por ejemplo, China es una economía de rápido crecimiento y ha mantenido déficit públicos desde al menos los años 90s (ver aquí).
Si la comparación con China le parece descabellada, recuerde que aquí se está argumentando la posibilidad de la coexistencia de deuda y crecimiento.
La clave esta en la tasa de inversión que produce el crecimiento económico en el largo plazo.
Table 1. Tasas de inversión como porcentaje del PIB, países asiaticos seleccionados.

El problema de las economías latinoamericanas es la falta de inversión, compare los datos de la tabla 1 con los datos de la tabla 2 a continuación (incluye Australia porque la tabla fue tomada de otro post).
Tabla 2. Tasas de inversión como porcentaje del PIB, países latinoamericanos seleccionados.

Por otro lado, si la «logica del ahorro» se lleva a lo público, la austeridad del gobierno puede traer consigo una recesión económica, teniendo en cuenta que el gasto público es prácticamente un cuarto de la producción total del país (PIB); el gasto del gobierno ha pasado de representar el 13% al 23% del PIB entre 2012 y 2019 (Feenstra, Inklaar and Timmer, 2015), una contracción de ese gasto significa menos demanda agregada de bienes y servicios.
Si una reducción del gasto público, no es compensada por un aumento de otro componente del PIB (consumo privado, inversión o exportaciones), la recesión está garantizada.
Pero además de los datos mencionados, el problema radica en el nivel de inflación actual y la política del Banco de la República, que ha probado estar dispuesto a reducir el nivel general de precios a través de alzas de la tasa interés (ver aquí). Si esta última crece, la inversión y el consumo se encarecen y caen.
Entonces tendríamos, una política fiscal austera más una política monetaria que encarece el dinero, dos políticas contractivas a la vez es un cóctel explosivo que lleva a la economía a contraerse.
Bien se conoce que el gasto público constituye un instrumento útil para estimular la economía, y que el problema no es la deuda en sí misma sino la falta de crecimiento. Si la producción (PIB) se acelera más rápido que la deuda, la ratio deuda/PIB se reduce, pero si se contrae la economía, esa ratio crece y la situación financiera del país se agrava.
En Colombia hay recursos desempleados. La tasa de desempleo es mayor al 10% y la utilización de la capacidad instalada cayó en los últimos meses y se mantiene alrededor del 80% (ver aquí), así que, teóricamente, existe espacio para los estímulos fiscales que impulsen el empleo sin ocasionar un efecto expulsión (crowding-out) y consecuentes subidas generales de precios.
Hay que recordar que el gasto público es un componente de la demanda agregada (PIB) y puede estimular la economía trayendo consigo un efecto de atracción de actividad privada (crowding-in), además, el gasto del gobierno está compuesto por el gasto en inversión y funcionamiento, de manera que, el gobierno puede jugar un rol importante al realizar inversiones (ejem: infraestructura).
Si el capital y trabajo ociosos son movilizados, la economía puede producir más ingreso y la ratio deuda/PIB se vería reducida (como ves, el problema no es la deuda, sino la falta de crecimiento económico).
*Para profundizar sobre la hipótesis de crowding-out y crowding-in, recomiendo estos artículos cortos: ver aquí, aquí, aquí y aquí.
¿Y los inversionistas y el valor del peso colombiano?
Se podría argumentar que los inversionistas estarán preocupados acerca de la capacidad del gobierno de pagar la deuda y la posibilidad de inflación debido a la falta de confianza en la moneda nacional (emitida por el Banco de la República). Sin embargo, con la expansión económica crece el recaudo del Estado toda vez que los impuestos son una fracción del ingreso nacional: mayor PIB trae consigo mayor ingreso tributario.
Colombia no emite una divisa fuerte y debe tener cuidado de políticas excesivamente expansivas, no obstante, no existe un umbral de deuda/PIB definido que Colombia no deba superar, especialmente hoy en día que la pandemia ha golpeado a todos los países alrededor del mundo y la deuda se acumula en todas partes.
La pérdida de valor del peso colombiano en relación al dólar, surge como resultado del rezago de las exportaciones frente a las importaciones. Esa es la razón por la cual la apreciación y la depreciación del peso colombiano dependen del precio internacional del petróleo y el carbón, los dos principales productos en los últimos años (ver gráfico 3, donde los precios de estos dos productos se miden en el eje izquierdo y la tasa de cambio en el derecho).
En otras palabras, si se quiere una moneda más fuerte, las exportaciones deben crecer más rápido que las importaciones, y esa dinámica pasa por incrementar el PIB.
Gráfico 3. Media móvil del precio internacional del petróleo, el carbón. y tasa de cambio nominal

Último comentario
Las autoridades económicas de Colombia deben poner el acento en la tasa de inversión en lugar del equilibrio de las finanzas públicas para reducir el déficit fiscal y la deuda como porcentaje del total de la economía. La ratio deuda/PIB puede ser reducida por medio de una acertada política industrial, de manera que el nivel de deuda sería un objetivo secundario que se cumpliría como consecuencia del crecimiento de la economía real.
References
Feenstra, Robert C., Robert Inklaar and Marcel P. Timmer (2015), «The Next Generation of the Penn World Table» American Economic Review, 105(10), 3150-3182
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Una respuesta a «¿Es el déficit fiscal el problema de la economía colombiana?»
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